Lectura del santo Evangelio según san Mateo
18,12-14
¿Qué
os parece? Si tiene un hombre cien ovejas, y se le extravía una de
ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve e irá a buscar la
extraviada? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegrará por
ella más que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Así,
pues, no es voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se
pierda ni uno solo de esos pequeñuelos.
Palabra del Señor.
Oración
Oración
¡Cómo
no admirarme de tu paciencia para con el hombre, si Tú te dignas vivir
entre pecadores que no te conocen y no te hacen caso! Tú perdonas lo
que el hombre no sabe perdonar. Tú olvidas las ingratitudes. Enséñame a
ser una persona misericordiosa como Tú lo has sido conmigo. Soy una
persona ciega y dominada por el egoísmo.
Gracias, Señor, porque Tú me has cuidado cada vez que me pierdo, ya sea consciente o inconscientemente. Gracias por cargarme en tus hombros, pues soy una persona muy débil. Muchas gracias.
Dulce Jesús, que has salido a buscarme para que no me perdiera. Dame la gracia de ser un hijo tuyo que pueda seguir tu ejemplo de paciencia y misericordia para con los que me rodean.
Reflexión
Las palabras del Santo Padre, nos dan una seguridad de la gran misericordia y paciencia de Dios para con el hombre: "Tú estás conmigo: ésta es nuestra certeza, la certeza que nos sostiene". Es una certeza saber que Nuestro Señor Jesucristo siempre va a nuestro encuentro, y que se alegra de tenernos a su lado.
Sin embargo, Él permite que nos perdamos en ocasiones para que comprendamos que nos cuida en cada momento, que está a nuestro lado. Pero hay que recordar que tenemos un deber muy grande al llevar a Cristo a los demás, y que, con nuestra certeza de que Él nunca nos dejará solos, haremos que las personas también se den cuenta de ello, y confíen más en Jesucristo.
Gracias, Señor, porque Tú me has cuidado cada vez que me pierdo, ya sea consciente o inconscientemente. Gracias por cargarme en tus hombros, pues soy una persona muy débil. Muchas gracias.
Dulce Jesús, que has salido a buscarme para que no me perdiera. Dame la gracia de ser un hijo tuyo que pueda seguir tu ejemplo de paciencia y misericordia para con los que me rodean.
Reflexión
Las palabras del Santo Padre, nos dan una seguridad de la gran misericordia y paciencia de Dios para con el hombre: "Tú estás conmigo: ésta es nuestra certeza, la certeza que nos sostiene". Es una certeza saber que Nuestro Señor Jesucristo siempre va a nuestro encuentro, y que se alegra de tenernos a su lado.
Sin embargo, Él permite que nos perdamos en ocasiones para que comprendamos que nos cuida en cada momento, que está a nuestro lado. Pero hay que recordar que tenemos un deber muy grande al llevar a Cristo a los demás, y que, con nuestra certeza de que Él nunca nos dejará solos, haremos que las personas también se den cuenta de ello, y confíen más en Jesucristo.
¡¡¡ Propósito del día!!!
Haré un sacrificio por aquellos que se han extraviado, para que Nuestro Señor les ayude y puedan regresar al redil. Dios me ama tanto que nunca me dejará solo, ¿Cuál es mi respuesta?
No hay comentarios:
Publicar un comentario